miércoles, 17 de marzo de 2010

El Tábano Picante tenía razón

Parece que los desatinos sociológicos de Tábano Picante no eran tales.

Sourceforge bloquea a Cuba, Iran y otros paises sancionados por EEUU: un dia muy triste para el open-source

Instalan Windows en laptops del Plan Ceibal y hay polémica

Es decir, los militantes del software libre prohiben el accesso a un país socialista como Cuba, presumiblemente porque no es un defensor de la "libertad" y critican un plan revolucionario llevado a cabo en Uruguay, porque usa el sistema operativo del enemigo.

¿Será que uno es un setentista que sigue creyendo en entidades pasadas de moda, como el "imperialismo norteamericano", o simplemente es un viejo hippie pasado de "sustancias ilegales" que alucina con complejidades sociológicas, en lugar de ver que sólo se trata de la "libertad del usuario de modificar el código"?

¿Porqué será que los países vetados por Source Forge (Cuba, Irán, Corea del Norte, Siria y Sudán) son precisamente los enemigos de EEUU? ¿Era tan absurdo el paralelo entre la "libertad" de los defensores del "mundo libre" y la "libertad" de los stallmanistas?

Ranking de empresas: Google primero, Microsoft tercera

Pero ... ¿ Google no usa software libre en su sistema operativo?

¿Qué pasó, muchachos? ¿El enemigo era otro y pegó por atrás? ¿O Google, cómo dice su lema principal, además de ser la primera empresa, es "bueno"?

¿Será esta la utopia del capitalismo tecnológico: ser parte del poder económico y a la vez ser "bueno"? Tengamos en cuenta que Bill Gates también es "bueno", dona millones para caridad.

Prefiero ser utopista al viejo estilo y ser "malo".

Prefiero el Plan Ceibal, aunque se use el asqueroso Windows, al analfabetismo tecnológico que promueven las complejidades hechas a la medida de los informáticos del software libre. (¿Quién puede modificar el código? ¿El pueblo hispanoparlante o el informático que piensa en inglés?)

Prefiero seguir viendo a las grandes empresas como una clase social en el poder a la que hay que desalojar que ser indulgentes con las que me dejan ver el código de sus programas.

¡Qué mezquindad la de los stallmanistas! Si YO puedo ver el código, está todo bien.

Es lo que sucede cuando lo que importa no es un sujeto social, sino una abstracción, que puede ser Dios, la Patria, la Nación .... o el Código.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Richard Stallman se une a Team América


El presidente de la rama política del Movimiento de Liberación del Software ha dedicido pasar a la acción directa y unirse a la rama militar. La foto lo muestra ya en plena acción por las calles de Irak difundiendo por las buenas o por las malas las ventajas de usar software libre.

domingo, 25 de octubre de 2009

Team América adopta el Software Libre

Los defensores del mundo libre han decidido adoptar el sistema operativo GNU/Linux en sus sofisticados equipos.

La decisión fue tomada después de analizar el uso de los términos "Free World", "Free Society" y similares por parte de los militantes del movimiento por el software libre.
Los integrantes del prestigioso equipo de super héroes habían creído hasta este momento que atrás del movimiento se escondía la garra de los que quieren-cambiar-nuestro-estilo-de-vida, aunque no estaban seguros de si se trataba de comunistas o musulmanes, o una mezcla de ámbos.
Finalmente salieron de su equívoco cuando leyeron una entrevista a Richard Stallman en donde da su opinión sobre el régimen cubano. "No respeta los derechos humanos", dijo el prestigioso hacker.
Recién entonces, los musculosos muchachos comprendieron que el movimiento de Stallman sostenía los mismos ideales que ellos, sólo que utilizando una metodología distinta. La defensa del mundo libre y el neoneocolonialismo anglo-nerd han conformado algo así como la rama militar y la rama política de un mismo movimento.


miércoles, 21 de octubre de 2009

El software libre: mentiras terminológicas, mentiras ideológicas

Siempre libre
El primer equívoco del slogan "software libre" es su nombre."Libre" es aquí una traducción del término inglés "free", que ya de por sí es ambigüo. Pero en nuestro idioma al no haber tal ambigüedad, "libre" remite sólo a "libertad", y nada tiene que ver con el otro significado en el inglés: gratis.

"Libre" es un adjetivo que califica al sujeto, en este caso "software", como cuando decimos "pájaro libre". ¿De qué puede estar libre un software? ¿De la dictadura del disco duro? ¿De la dominación de su programador?
Aunque también podemos decir "entrada libre" y en ese caso "libre" es el que entra y se aplica por metonimia a la entrada. ¿Quién es libre entonces cuando se habla de software libre? Sin duda se refiere al que usa el software. ¿Libre de qué? En el caso de la entrada, es bien claro que puede ser restrictiva o no, y por lo tanto es apropiado hablar de libertad. Pero ¿es tan claro el modo en que un software puede ser restrictivo?
Abandonemos un momento esta confusión semántica porque sólo un aspecto de esta libertad del usuario tiene que ver con el movimiento de software libre, mientras que muchas otras características se ocultan al establecer la dicotomía libre-no libre.
El segundo elemento de esta dicotomía, lo que vendría a ser el software "no-libre", solía nombrarse con el raro mote de "privativo" aunque ahora se prefiere "propietario". Raras palabras que parecen provenir de quienes hablan castellano pero piensan en inglés y terminan conformando un dialecto sin espesor semántico, formado por palabras claves y slogans. En la Wikipedia en castellano hay buenas disquisiciones lingüísticas sobre lo inapropiado el término software propietario que no pienso copiar y pegar, porque el tábano se caracteriza, entre otras cosas, por ser fiaca. Aunque el término en inglés es bastante más apropiado, los militantes del movimiento prefien el peor de todos: no-libre. Sabido es que las definiciones negativas no definen. Por eso la mejor de todas es la más restingida pero menos difundida: software de código abierto o cerrado. Veamos qué es esto.

Cogidos por el código

El software tiene una característica que lo hace formar parte de otros fenómenos aparentemente alejados: la música académica, el cine, el teatro, la cocina y varios más. Todos ellos constan de un guión, un "texto" que consiste en una serie de instrucciones que, conociendo el código a través de sus normas tanto escritas como implícitas, permite reconstruir con mayor o menor felicidad el objeto que ha originado ese guión. Tomemos uno de ellos como ejemplo: la música académica. La definimos como aquella en la cual la obra se expresa en una partitura y se realiza únicamente a través de la ejecución de esa partitura. Si reemplazamos al intérprete por un rollo de pianola, el paralelo con el software se hace evidente. En un extremo la obra y su emisor: el programa y su programador. En el otro la obra expresada y su receptor: el programa corriendo para un usuario. Y en el medio, un mecanismo: la computadora. La gran diferencia entre la pianola y la computadora es que el funcionamiento del mecanismo no es accesible en el mismo grado. Un rollo de pianola, como en parte también la partitura, es un eje de coordenadas frecuencia-duración. Cualquier humano puede entenderla mediante una buena explicación. A fin de cuenta el eje frecuencia-duración es una forma en que se expresa el eje espacio-tiempo, pues la frecuencia, es decir si una nota es más aguda o más grave, se expresa mediante distancias más cortas o más largas. Y el eje espacio-tiempo se puede trasladar a un sinnumero de experiencias comunes. En cambio para comprender el mecanismo de la computadora es necesario conocer un idioma. No basta una simple explicación para comprender una poesía en una lengua desconocida. Pero la dificultad del acceso es aún mayor de lo que puede parecer por esta comparación. El software puede ocultar totalmente esa lengua -que sólo un iniciado podría comprender- de manera que quede una lengua que tan sólo la máquina entiende. El paralelo en el idioma es de los mensajes cifrados, que sólo se pueden leer si se conoce la clave. En cualquier otra actividad humana, el código está abierto, pues en definitiva, es un código hecho por humanos para humanos. Mientras que los mensajes cifrados son una excepción dentro del universo de los textos, el programa cifrado es la norma, pues está en un código hecho por humanos para máquinas. (*)

La gran pelea del movimiento de software libre se puede definir entonces por el acceso al código de los programas. Para volver al ejemplo de la música, un programa cerrado es como si nadie pudiese ejecutar la sinfonía 40 de Mozart y tuviésemos que aceptar que sólo es posible escuchar una versión. Imaginen qué terrible sería si esa única versión fuese la de Ginamaría Hidalgo y Waldo de los Ríos.
Este es evidentemente el aspecto más positivo del movimiento y no puedo picarlos por eso.
Ningún producto de la actividad humana debe ser cerrado. Conocimiento cerrado implica robo. No al autor, no a la empresa, no porque la ley lo dice. Es un robo contra el edificio de la cultura, en la que todos los humanos han puesto su trabajo, del maestro al aprendiz, del ingeniero al obrero. Y por lo tanto, es un robo a todos. Es un robo de lesa humanidad.

Ya no nos sirve tanto la comparación con la música al momento de hablar de otro eje, el de la calidad. No quiero recurrir al mentiroso dicho sobre los gustos y la inexistencia de bibliografía que llena bibliotecas. Aunque no es menos difícil hablar sobre gustos que sobre calidad. La cuestión de la calidad del software implica muchas características diferentes: eficacia, eficiencia, simplicidad, accesibilidad, universalidad, etc. Y además suele haber contradicción entre ellas. Sin embargo, para no entorpecer el razonamiento, operemos la reducción usual en el mundo ingenieril del software, libre o no, según la cual los criterios de calidad se reducen a eficacia y eficiencia.

Podríamos decir que los ejes más relevantes para clasificar el software son: Abierto/Cerrado - Gratis/Pago -Calificado/No calificado.
Al hablar de una única oposición Libre-Privativo, el movimiento de software libre establece una identidad implícita: Abierto=Gratis=De alta calidad.
Y sin embargo
Abierto no necesariamente implica alta calidad
Hay programas de código abierto que son definitivamente malos, especialmente si se los compara con sus equivalentes cerrados.
Pago no necesariamente implica baja calidad.
Esto parece obvio, pues en el mundo capitalista, se supone que a más precio, mayor calidad. Y si bien hay muchas excepciones a esa regla, suena absurdo invertirla. El enemigo fundamental del movimiento es el sistema operativo Windows, que oponen al sistema Linux. Nadie habla de un sistema operativo que es mucho más caro que Windows, pero de mucha mejor calidad que Linux: el sistema de Apple Macintosh.

Aliens

Si bien todas estas oposiciones se ocultan en la barricada, es cierto que son discusiones que están presentes en textos de mayor vuelo que los simples panfletos que conforman la vulgata del software libre. Pero hay una oposición de la que se habla poco: propio o ajeno. Los militantes dirán que la noción de "código abierto" lleva implícita la idea de propiedad, que al poder acceder al código fuente y poder modificarlo, cualquiera puede apropiarse del software. Pero esta es una verdad a medias. Veamos un poco qué significa "propiedad" cuando hablamos de software.

Para ilustrarlo, voy a esquematizar una situación que todo programador de la periferia ha vivido. La institución I (privada o estatal) necesita implementar un servicio informático S. Realiza el relevamiento correspondiente del cual surgen varias opciones que se pueden agrupar en 3 conjuntos. Se compra un software comercial, se desarrolla un software ad-hoc o se adopta un software gratuito y de código abierto. En determinadas situaciones algunos de estos conjuntos pueden ser vacíos, pero supongamos una situación en donde eso no ocurre. Si la institución es privada realizará un cálculo de costo-beneficio y decidirá en función de ese criterio. El desarrollo puede ser demasiado costoso, el software comercial demasiado caro, el software gratuito puede no cumplir los requerimientos o su adaptación puede ser demasiado costosa. Si la institución es estatal la cuestión es más compleja. O bien puede seguir criterios empresariales, como si de obtener ganancia se tratase, o bien puede seguir criterios establecidos en desideratas políticas, en normativas públicas, etc. Cabe la posibilidad de que la decisión responda a un capricho de quien toma la decisión, o a su tendencia a hacer negocios personales a través la función pública.
En ninguno de estos casos se ha considerado la situación del personal de sistemas, a excepción de su idoneidad para llevar adelante el proyecto que se haya decidido. Nadie preguntará a los programadores si prefieren administrar un software cerrado, adaptar un software abierto o desarrollar un software propio. Es probable además que no se estudie a fondo la adaptabilidad del software abierto y llegado el caso se prefiera adaptar la institución al software.
¿Qué es lo que sucede del lado del programador? Para entender esto hay que volver un poco al viejo concepto de trabajo alienado y ver en qué forma se configura cuando el trabajo no consiste en producir bienes materiales. En el esquema tradicional el trabajador no es dueño del producto de su trabajo: el trabajo T que lleva producir un bien B no es retribuido por un salario equivalente al valor V del producto , sino por un salario V-P, siendo P la famosa plusvalía. Pero si bien en el mundo material para producir otro bien B es necesario un trabajo T equivalente, en el mundo de la producción de software una vez que se produjo el bien B, éste es reproducible al infinito.
No voy a profundizar en esta cuestión económica, sencillamente porque no tengo conocimientos para hacerlo. Pero sí puedo detenerme en la cuestión de la alienación. Pues en el mundo del software , y el de la creación intelectual en general, el bien B no es arrebatado totalmente al trabajador. Lo que produjo sigue siendo propio y si bien no puede venderlo, por lo que aún le es arrebatado en parte como plusvalía, el objeto, el código que ha escrito, sigue siendo de él. Puede incorporarlo a un producto enteramente pensado por él, puede hacerlo crecer independientemente y seguir otros rumbos que los que el empleador estableció.
Está claro que con la opción por el software comercial, la alienación del trabajador informático es muy parecida a la del trabajador manual. Está claro que con la opción por el desarrollo ad-hoc, esta alienación se reduce al mínimo. Pero ¿es tan claro que con el software libre el trabajador no realiza un trabajo alienado? En el primer caso el trabajador elije el lenguaje de programación, en el otro debe aceptar el del programa adoptado; en un caso el trabajador realiza el diseño, en el otro éste ya está establecido y no es tan fácil replantearlo. En el primero el trabajador puede controlar la posibilidad de errores y el costo que implica su corrección. En el otro, no hay control posible y es imposible establecer a priori la cantidad de errores y el costo de mantenimiento.
Y sin embargo, si se trata de una empresa comercial y se opta por un desarrollo ad-hoc, que no será de dominio público, para los militantes del movimiento SL, se trata del mismo caso que el de adoptar un software comercial. Si la empresa comercializa el software, si lo mantiene para su uso exclusivo o incluso si lo difunde gratuitamente, para ellos es lo mismo: software cerrado.
Volviendo al esquema inicial entonces, desde el punto de vista de la alienación del trabajador la división debería hacerse entre software propio -el desarrollo ad hoc- y software ajeno -tanto el software comercial como el abierto.
Lo que sucede cada vez más en la periferia tecnológica es que las instituciones estatales, queriendo aprovechar el halo de "progre" que da usar software libre, en lugar de armar proyectos de desarrollo apropiados para las necesidades de la comunidad que representan, y sin imaginar siquiera la posibilidad de mejorar la oferta de software existente, adoptan sin más el software abierto de moda en el área correspondiente. No como productores sino como consumidores. No se entiende porqué mantienen universidades de informática si el destino de los egresados es configurar programas hechos por otros o tratar de arreglarlos, habilidad que se adquiriría con unos pocos cursitos breves.
Es verdad que innumerables proyectos de desarrollo de software han sido abortados por la inestabilidad política de nuestros países. Al adoptar software libre renunciamos a la continuidad institucional, renunciamos a sustentar proyectos. Dado que somos bárbaros, dejemos que la civilización se ocupe de nuestros asuntos.
En tanto, las instituciones privada ven al software libre como una maravillosa oportunidad de reducir costos. ¿Alguien habrá estudiado cuántos puestos de trabajo se pierden por cada comunidad de freaks que programa gratis en su tiempo libre en lugar de emborracharse?
Si quieren leer algo sobre todo esto, lean El software libre y sus límites bajo el capitalismo. Un poco demasiado marxista, para mi gusto, pero más serio que toda la boludez de Stallman junta.

Rebelle de jour

Una vez un abanderado del SL me dijo: "El Software Libre es otra forma de hacer negocios". Mi respuesta fue: "Si el SL termina siendo otra forma de hacer negocios, a mi me da lo mismo que sea libre o no".
¿Cómo es que una forma de hacer negocios sustenta a un movimiento "libertario"?.
Mediante una perfecta obra de ingeniería ideológica: asistir al capitalismo en su decadencia y sin embargo pasar por rebelde.
He visto gente que trabaja acríticamente para el poder que sea, que prefiere los contratos basura a la estabilidad laboral, que tilda a las personas de obsoletas (¿Será que hay humanos que no son de código abierto?) y le dicen al jefe que apriete delete. Pero eso sí, están por el software libre.
El Software Libre es la ideología perfecta. No es como el socialismo. Se puede ser un anarquista en la juventud, para pasar a ser un explotador en la vejez y seguir siéndole fiel.
Nadie te va a pegar por ser de este movimiento: la policía ni siquiera sabe que existen. Y porqué debería conocerlos, si están dentro de la ley: critican al que roba software cerrado tanto como al que lo compra.
Para ser miembro no hay que leer varios tomos de ningún monumento filosófico (aunque sí algunos tediosos manuales).
No hay líneas internas, facciones, desviaciones, revisionistas, nada de todo eso, sólo buenos muchachos.
Pero todo tiene su lado negativo: es más fácil que una troska te de bola en medio de una manifestación, que distinguir una fémina entre los nerds con acné de una install fest.

Endecálogo anti-software libre

  • El Software Libre es nueva forma de colonización.
  • El Software Libre genera trabajo alienado
  • El Software Libre sirve para que las empresas reduzcan costos gracias a los boludos que trabajan gratis en sus ratos libres.
  • El Software Libre sirve para que las instituciones y las empresas no produzcan soluciones de acuerdo a sus necesidades, sino que se adapten a moldes generales.
  • El Software Libre propone un compre ajeno. Gratis a corto plazo, caro a largo plazo.
  • El Software Libre confunde software de base con software de aplicación al aplicar los mismos criterios para ámbos (**).
  • El Software Libre propone conservar la legalidad burguesa. Es un rebeldía dentro de lo permitido.
  • El Software Libre está atado a un mercado al viejo estilo, el de de hardware y nada puede hacer contra esto, ni lo pretende. (**)
  • El Software Libre vuelve al viejo esquema del asistencialismo del primer mundo para el resto. (**)
  • El Software Libre aumenta la crisis del software y el software bloat. Windows copia a Linux, pero Linux copia a Windows. (Y ambos empeoran) (..)
  • El Software Libre aumenta las brechas tecnológicas, porque profundiza algunas de ellas. (..)

Deberíamos mejor llamarlo Software Liberal

Pero ... ¿quién puede estar en contra de la libertad?.

Sólo el Tábano Picante.


(*) Esta norma tiene en realidad varias excepciones, pues hay lenguajes abiertos por definición como el Smalltalk. También debe tenerse en cuenta que en el mundo analógico existen muchas formas de ocultar un mensaje además de la criptográfica. La más sencilla de todas es la que planta Poe en La carta robada. Habría que ponerse a pensar cuántos mensajes se mantienen ocultos gracias a nuestros prejuicios que al revelar su claridad nos llenan de vergüenza como frente a un rey desnudo.
(**) Puntos a desarrollar en otras entradas